Desungulación

UN CRIMEN HORRIBLE: LA DESUNGULACIÓN DE LOS GATOS

Hoy os traigo un texto escrito por Adriana Mármol (veterinaria etóloga) y Julio Ortega (de la Asociación Animalista LIBERA!). La extirpación quirúrgica de las uñas en los gatos debería estar prohibida salvo en los escasísimos casos en los que sea necesario por algún problema de salud del animal. Yo solo conozco a un gato que se haya visto en esa tesitura.

Es una práctica cruel que afecta sobremanera la sensibilidad de los gatos (es como si a un humano le cortaran la últma falange de los dedos) y atenta contra su forma felina de ser. Si además se pierden o son abandonados, lo llevan crudo.

A los gatos se les puede educar para usar un rascador. O adoptar un adulto que se sepa que no araña si es muy importante que no participe activamente en la decoración de la casa. En cualquier caso, los gatos tienen uñas. Más vale asumirlo. Y si no se quieren ocho pares de afiladas uñas en casa, mejor no tener un gato. Si vamos a amar más a nuestro sofá que a nuestro animal, mejor no tener un gato.

Os dejo con el texto de Adriana y Julio.

¿Que ya lleva usted comprados tres marcos para la foto de los abuelos porque su hijo de dos años se empeña en cogerla del sinfonier? Una visita al cirujano traumatólogo para que le seccione al crío los tendones flexores del antebrazo y le garantizamos que los yayos no volverán a precipitarse al suelo.

¿Que su pareja mira insistentemente y con un punto de lascivia a otras mujeres (u hombres) cuando pasean? El oftalmólogo puede llevar a cabo una doble enucleación en el rostro de su compañero ligero de cascos y de retina. Con las cuencas vacías, o rellenas con prótesis muy pintonas pero inútiles, se acabaron los escarceos visuales.

¿Que su gato araña la cómoda en la que guarda los calcetines de su marido? Métalo en un transportín (al gato, no a su marido), acuda al veterinario y mediante una operación denominada desungulación el animal regresará a casa sin las falanges distales, sin los ligamentos y tendones unidos a las mismas y sin sus uñas. Se acabaron para siempre las antiestéticas marcas en la cajonera del Ikea.

En España, en nuestra moderna España, lo que proponen los dos primeros párrafos son sendos crímenes, aberraciones que, además de penadas escandalizarían, y con razón, a cualquier ciudadano que las leyese en una revista. Lo que sugiere el tercero está prohibido en países como Escocia, Gales, Italia, Francia, Alemania, Austria, Suiza, Noruega, Suecia, Irlanda, Dinamarca, Finlandia, Portugal, Bélgica… En España, en nuestra moderna España, está permitido, y todo lo que existe al respecto es una recomendación a los veterinarios para que no la practiquen salvo casos extremos. Recomendación, sinónimo de consejo: le aconsejamos no mutilar a su hijo ni cegar a su pareja.

Hagamos un repaso de las posibles secuelas de no pensar a tiempo si conviene meter un gato en casa cuando se tiene sofá, o meter un sofá teniendo gato, así como no recordar que los gatos vienen con uñas incorporadas ni fijarse previamente en cuál es la escala de valores de cada uno.

La desungulación provoca en mayor o menor medida infecciones en las falanges, problemas articulares, esqueléticos, óseos y musculares, dificultades al andar, que el gato se vuelva mordedor compulsivo, agresivo, asustadizo, o que deje de utilizar el arenero por los dolores esqueléticos que padece al rascar en la arena entre otras consecuencias, todas ellas indeseables.

No, el asunto no tiene la menor gracia, de hecho es muy grave y con claras connotaciones de brutalidad. El tono irónico que empleamos en algunos pasajes de este texto sólo pretende utilizar el sarcasmo a modo de antiemético, porque realmente hemos sentido náuseas al leer semejante elogio a la ignorancia, al egoísmo, a la crueldad y a la imbecilidad, a grandes dosis de imbecilidad.

No hay desungulación de más nefastas y largas consecuencias que de la de la ética en el ser humano. Aquí tenemos de todo, incluso gatos que morirán en la calle porque los cambios en su conducta tras esa salvaje intervención pueden hacer que finalmente sus dueños los abandonen, y un gato casero y sin uñas, si carece de un hogar, está condenado a morir más pronto que tarde.

Pero no ocurre nada, los ciudadanos ejemplares y modernos que se mesan la moral para arrancarse la complicidad de las amputaciones a niños y adultos, pasan de largo si la víctima es un gato, incluso el suyo. porque al final de la historia su sofá está más bonito que un San Luis.

No lo dijo Gandhi pero sí nosotros: se puede conocer el grado de atraso y estupidez de un pueblo que trata mejor al mueble en el que aposenta el culo o guarda las bragas que a los seres vivos con los que convive.

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