Estaba solito y tenía mucho miedo, hambre y frío. Encontré un escondite calentito y me quedé allí, pero cuando fuí a salir no puede. Me puse a llorar y gracias a una persona que me oyó y que quería mucho a los gatitos me pudieron rescatar. Tuvo que llamar a otras personas que eran especialistas en rescate para poder ayudarme. Cuando estuve fuera me dieron muchos besos y me regañaron porque me dijeron que el motor de un coche no es un buen sitio y podía haber muerto. 

Ahora estoy a salvo, calentito y me dan latitas muy ricas, me están buscando una familia que me cuide y sea feliz.

¿Tienes una casita para mi?

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