Mi familia humana un día dejó de quererme, me llevaron a un sitio horrible, estaba en una jaula tan pequeña que no podía moverme, me hice una herida en el hocico intentando darme la vuelta, sangraba y me dolía mucho, pero a nadie parecía importarle.

Un día me enteré que aquello se llamaba perrera, y como nadie se hacía cargo de mí me iban a matar. Pero justo el día que iban a terminar con mi vida apareció una señora, me rescató y me envió a Lara.

Aquí estoy muy bien, pero hay demasiados gatitos y muy pocos humanos, por lo que no tengo todos los mimos que me gustaría.

Dicen que me están buscando una casita, pero la espera se me está haciendo muy larga.

¿Tienes un hogar para mi?

Contacto: adopciones@asociacionlara.org

691598283